Badalona ha vuelto a sorprender. Esta vez no con un escándalo político, un socavón urbano o una multa por exceso de civismo, sino con un árbol de Navidad de 280.000 euros que será plantado en junio y en manga corta.
La estructura de 40 metros de altura se instalará en la Plaça President Tarradellas como acto final de les Festes de Maig, en una especie de crossover cultural sin precedentes: del dimoni al caganer sin escalas.
“Queríamos hacer algo simbólico, espectacular y totalmente innecesario”, ha declarado el regidor de Cultura Festiva, mientras probaba la conexión del Bluetooth con una estrella gigante. “Vigo presume de árbol. Pues nosotros presumimos de presupuesto.”
El abeto, con más LED que una discoteca de Ibiza y más plástico que una lonja de pescado, no se encenderá en Navidad. Se encenderá ahora, en junio, porque según el Ayuntamiento, “la ilusión no entiende de estaciones, pero el Excel sí”.
Reacciones del pueblo llano, que como siempre, lo paga todo:
“Yo pensaba que era un escenario para Operación Triunfo”, confesaba una vecina. “Con ese dinero podríamos haber asfaltado media Badalona. Pero bueno, al menos podremos hacernos selfies”, opinaba un señor con turrón derretido en la mano. “¿Esto cuenta como evento cultural o como performance posmoderna?”, preguntó un joven mientras grababa un TikTok.
La instalación se ha convertido en un símbolo de todo lo que Badalona es capaz de hacer cuando se lo propone… y cuando nadie le dice que pare. Porque si hay algo más brillante que el árbol, es la convicción municipal de que todo esto tiene sentido.