Las movilizaciones contra la turistificación en Badalona han quedado oficialmente en stand-by. ¿Motivo? Sus impulsores han decidido poner tierra de por medio… pero con sombrilla, chanclas y todo incluido. El colectivo vecinal “Badalona no es un hotel” ha emitido un comunicado donde anuncia la suspensión temporal de todas las actividades reivindicativas hasta septiembre porque “este año nos ha salido baratito un apartamento en Salou”.
Según el portavoz accidental —el único que no tenía vuelo este martes—, “estamos hartos de los pisos turísticos, los guiris con mochila y los bares que cobran 4 euros por una caña… excepto si estamos nosotros en otro sitio haciendo exactamente lo mismo”. La paradoja ha sido celebrada en redes sociales por todos los ciudadanos, incluida la redacción de Badalona today.
“Queremos una ciudad para vivir, no para visitar”, declaraban en mayo con pancartas y indignación. Hoy, esas mismas pancartas han sido sustituidas por sombreros de paja, crema solar y un “nos vemos en septiembre”.
Entre las propuestas que quedan sobre la mesa hasta su vuelta: encarecer el alquiler a los extranjeros pero seguir reservando Airbnbs para escapadas exprés, y exigir una ciudad más habitable mientras se pospone el debate por el check-in del Ryanair.
La policía local, por su parte, ha agradecido la tregua estival: “Es el único momento del año en que los vecinos dejan de protestar por algo y se dedican a molestar en otros municipios. Para nosotros es como un respiro institucional”.
Con esta medida, Badalona no soluciona nada, pero al menos lo pospone con gracia y toalla.