Badalona, la ciudad donde las papeleras se extinguen pero las cámaras se reproducen como conejos cibernéticos, ha anunciado orgullosa la instalación de más de 500 dispositivos de videovigilancia. Según fuentes municipales, esto no es un gesto autoritario, sino “una inversión en tranquilidad”, que en idioma político significa: “ahora te grabaremos mientras te roban”.

La medida, que convertirá a Badalona en el plató distópico que Black Mirror nunca se atrevió a filmar, se vende como una estrategia para reforzar la seguridad. “No es que no tengamos policías suficientes, es que ahora los tendremos pixelados”, ha declarado una fuente anónima que, por supuesto, también estaba siendo grabada.

Las cámaras se instalarán en “zonas conflictivas”, es decir, todo lugar donde la pobreza no encaje con la estética del Instagram de Turisme Badalona. Desde barrios obreros hasta pasos de peatones donde la gente cruza con cara sospechosa de estar harta.

Las imágenes se enviarán a una nueva sala de control municipal que, por falta de presupuesto, será montada en el trastero de un funcionario jubilado. Allí, expertos en “mirar pantallas” (también conocidos como becarios en prácticas) evaluarán si un vecino está sacando la basura con actitud delictiva o simplemente mirando mal.

El proyecto, que costará una cantidad tan indecente que aún no se han atrevido a decirla, ha sido recibido con entusiasmo por los fans del control social y por las empresas de cámaras de seguridad.

Mientras tanto, los vecinos se preguntan si algún día instalarán también bancos, árboles o algo tan exótico como un contenedor de reciclaje que no huela a cadáver.

—Y recuerda: Si en Badalona te sientes solo, tranquilo: una cámara te acompaña.